Queremos una vivienda con una buena conexión interior-exterior. Esto significa que el porche de la vivienda, y su parte trasera se pueda conectar al interior del salón y la cocina dejando un paso diáfano sin obstáculos, ni visuales ni físicos.
La estructura ya se había preparado para evitar tener que poner pilares y tener una luz de más de 11 metros diáfana para cerrar con un par de correderas de aluminio de gran formato. Más detalles aquí: https://www.trideaprojects.com/2019/06/01/como-resolver-un-porche-de-11-metros-sin-pilares/
A la pregunta ¿con cuantas hojas vamos a cubrir 11 metros? La respuesta sencilla sería tomar las dimensiones máximas de una serie de calidad media/alta de un fabricante, que suelen ir a 2,5 metros de ancho.
El proyecto sin embargo se planteaba sencillamente con 3 hojas porque era lo que mejor casaba con la distribución del Salon – Cocina. Pero 3 hojas supone una anchura por hoja de más de 3,5 metros. ¿Existe en el mercado?
Además queremos que el aluminio esté enrasado a suelo y no tener que saltar sobre él.
Hasta hace poco los fabricantes tradicionales no tocaban este segmento. Ahora ya lo tocan con series de alta gama: grandes vanos, con espesores de aluminio mínimos, incluso embutidos en suelos y techos, motorizables y con buenas prestaciones térmicas, acústicas y de permeabilidad al viento y al agua.
El proceso de búsqueda de fabricantes en el mercado fue tedioso. Implicó muchas horas de búsqueda, viajes y hablar prácticamente con la totalidad de fabricantes del mercado de este tipo de series. Para mas detalles: https://www.trideaprojects.com/2018/05/20/mayo-2018-agosto-2018-seleccionando-aluminios-persianas-y-puertas-exteriores/
Las correderas de gran formato, que permitían más de 3,5 metros de ancho, que se podían embeber en el suelo con marco mínimo y con mejor calidad-precio fueron las de Cortizo en su modelo CorVision Plus y son las que escogimos para la obra.
Hablamos de unas correderas espectaculares que deslizan sobre carriles embebidos en obra sobre cojinetes de acero inoxidable y que pueden ir motorizadas.
La obra tiene dos de esas correderas: una con salida al porche (Sureste) y que comparte el mismo pavimento y al mismo nivel, hasta la piscina y otra con salida al jardín trasero (Noroeste).
Para la balconera Sureste optamos por la variante que permite ocultar los carriles bajo el pavimento acabado. Pensemos que una corredera de marco mínimo como esta, en formato tricarril ocupa un ancho de casi 30 cm, por lo que este es un detalle que se agradece que Cortizo lo ofrezca. Sólo quedarán a la vista unas ranuras por las que pasan las guías que soportan la hoja.
Para la balconera con salida directa al jardín no necesitamos integrar pavimentos, por lo que optamos por la versión con carril visto.
El segundo tema importante es que puedan ser motorizables. Cada hoja pesa más de 500 kg y por más suaves que deslicen, semejantes pesos requieren vencer muchas inercias para moverlas.
Pero OJO, porque el motor de estas correderas va por encima de la hoja, así que hay que tener previsto el correspondiente hueco.
Afortunadamente la estructura tiene hueco suficiente bajo la jácena de canto para alojar motores.
Esta corredera tiene una anchura de carril de 9 cm por hoja, así que nos vamos a 28 cm de anchura total para el alojamiento del triple carril.
El dintel que soporta esta corredera se realiza con chapa doblada y lacada con la misma pintura de Cortizo, un color antracita texturizado (7022 DE).
No existen dinteles de una pieza, o se acaban soldando en obra. En nuestro caso son tres piezas unidas milimétricamente a testa.
Hay dos conjuntos de ventanas correderas, así que hay que repetir el mismo proceso con el dintel que da al porche interior.
La obra avanza, se macizan dinteles, se aplacan fachadas, se recrecen suelos, se coloca el pavimento hasta que la obra está lista para instalar los cerramientos de aluminio.
Previamente se ha colocado la futura base del marco que, como decíamos tiene que ir por debajo del nivel del pavimento acabado.
Primero se instalan los marcos de la corredera. La base está formada por dos tramos de casi 6 metros cada uno perfectamente alineados.
Una vez colocado el marco, los motores quedan ocultos en el hueco que habíamos previsto en los dinteles. Los motores serán virtualmente invisibles.
A los motores llega tanto la alimentación como las señales de control para que se pueda activar con la domótica.
Una vez los marcos están colocados se colocan las hojas con sus correspondientes cristales. Por la dimensión y peso hay que trabajar con un robot “araña”.
El tipo de motorización de estas hojas tiene desde mi punto de vista algunas limitaciones: el primero es que es bastante lento. Las hojas se mueven a menos de 10 cm por segundo así que para abrir completamente la corredera se tarda aproximadamente un minuto y medio.
Por otra parte, una vez comprobado lo suave de los rodamientos, la hoja de apertura manual es bastante cómoda de abrir, visto lo cual, la motorización no es imprescindible.
Tampoco me gusta que este tipo de motorización pierda los finales de carrera con cada desconexión de la corriente. Hay que hacer recorridos completos para volverlas a memorizar cada vez. Y nos estamos encontrando con algún “expediente X” por el cual la hoja no reconoce el final de carrera y sigue tirando… veremos dónde está el problema.
El problema dio guerra pero era derivado de una instalación incorrecta de las correas y el tensor de las mismas. Finalmente quedó resuelto.