Desde luego no hay como tener metros de terreno, vegetación exuberante y una playa paradisiaca para hacer una casa de ensueño.
Lástima que Paraty (Brasil) nos quede un poco lejos porque me dan ganas de tomarme unas largas vacaciones allí.
La gracia de esta casa es la belleza de la simplicidad: dos cajas horizontales, monolíticas, sin columnas y aprovechando la pendiente de la montaña para crear zonas abiertas a las vistas y zonas privadas. A veces en lo simple está lo bonito y aquí Marcio Kogan lo borda.
Yo no sabía que este arquitecto serviría como fuente de inspiración del futuro proyecto pero… veremos.